Cuando la ciudadanía observa el despliegue inusitado del vedettismo periodístico de este momento no puede menos que asombrarse.
Nos preguntamos cómo es que un programa como "678", que nadie ve, según las cifras de Ibope que nadie cuestiona, emitido por el canal estatal que nadie ve, reitero, según cifras de Ibope que nadie cuestiona, puede provocar en esta suerte de pléyade de periodistas estrellas una reacción tan desmesurada.
Si como dice Lanata, la gente que ocupa este programa de canal 7 con Diego Gvirtz a la cabeza, pasa por un panel conformado por un viejo acabado, una ex empleada, un desconocido panelista u un conductor "don nadie", algo en la coherencia de este personaje no está planteado desde el sentido común porque nadie se toma el trabajo de exponerse por nada.
Como seguidora del Lanata de antes que supongo debe ser el mismo Lanata de hoy, pero poco sincero entonces, tengo el derecho de opinar sobre su actitud de hoy.
A Lanata nunca lo seguimos por Lanata porque ni su inteligencia, ni su capacidad, ni su talento son tan desbordantes per sí como para constituirse en la razón de ser elegido por la gente. Lo elegimos por la vereda en la que se había posicionado, que era la misma vereda donde estábamos nosotros.
Ni Morales Solá, ni Grondona, ni Zloto, ni Ventura ni siquiera Tenembaun recibían de nosotros apoyo de audiencia porque siempre demostraron ser empleados de alguien. Pero Lanata parecía diferente, disimulaba muy bien hacerlo simplemente por plata. Y no es que esté mal hacerlo por la guita, lo que está mal es disfrazarte con ideales mentirosos, es decir engañar vilmente. De ahí nuestro dolor. Ya percibimos un cambio cuando se montó sobre un escenario porteño y en esa especie de puesta maipesca, donde no encajaba ni desde lo actoral, vimos un Lanata poco autocrítico y donde nunca escuchamos un "me equivoqué".
El personaje se comíó a la persona pero eso forma parte de su tema.
Nosotros, los que supimos seguirlo por estar en nuestra acera, hoy lo dejamos de seguir. No echemos la culpa a "678" por ello. En realidad cruzó la calle y nos dejó. Por eso hoy escuchamos a Liliana López Foresi que no necesita recurrir al abandono de sus profesionalismo para manifestar la crítica al gobierno, pues la realiza desde la ideas.
La Foresi, tanto tiempo ignorada por el periodismo, les puede dar clases de periodismo a todos. Todo entrevistado por ella es básicamente respetado y si en la repregunta se siente incómodo no es por Liliana sino por sus incoherencias.
¿Los Lanata no se han preguntado por qué el programa de marras no cuestiona a Liliana López Foresi?
Obviamente no se lo han preguntado porque prefieren disfrazar de persecución lo que a las claras es un cuestionamiento a una posición lamentable que defrauda y lastima a quienes en algún momento les creimos y por ello los seguimos. Ningún victimismo. Son víctimas de ustedes mismos por su espúreo proceder.