Cuando nos encontramos frente a estudios sociológicos que se publican en medios extranjeros y se replican en nuestro país como verdades consagradas, no podemos menos que reaccionar con cierta hilaridad, si no fuera porque en el fondo, estos comportamientos forman parte de la tragedia argentina donde es visible aquel sentirse extraño en su tierra, hecho que acarrea una profunda falta de sentido de pertenencia.
Ese sentirse extraño en su lugar, ese no reconocerse entre hermanos no es patrimonio del pueblo argentino en general sino de un sector en particular. Sector que se autodefine como ilustrado.
Esa parte descastada de la sociedad pretende tener las luces en la interpretación social porque tiene la posibilidad de acceder a los medios de difusión, lugar de privilegio para la expansión de las ideas.
Estor vastos nichos de la inteligencia mal entendida, brillan en el oportunismo que les permite menoscabar al pueblo porque no aceptan las autoridades que el mismo elige.
El fin siempre es el mismo, golpear al gobierno, que es el administrador del Estado, que somos todos. No importa si en el intento se llevan puesto el patriotismo, lo que importa es denostar al gobierno y a todos los gobiernos elegidos democráticamente ya que el giro expresivo de la palabra “populismo” conlleva un resabio descalificador en virtud del viejo prejuicio intelectual que dice que el pueblo no sabe elegir.
El fantasma de las dictaduras ronda alrededor de esa idea canalla. Cuando los gobiernos tocan los privilegios es cuando aparecen las oposiciones desmesuradas.
El poder no gusta de la luz porque su razón de ser es reptar entre las sombras. Los medios de comunicación son hoy su mano ejecutora pero los que ponen la cara son esta pléyade de periodistas “estrellas”, cuya avaricia se desnuda y cuya labor es a las claras hacer el trabajo sucio.
A modo de ecos de montaña repiten sin cesar todo aquello que generan entre bambalinas y dan lugar, tiempo y espacio a todo aquello que sirva a sus ocultos intereses.
En el caso de los periodistas, son simples sellos de goma que son usados por dos monedas para fines que no dimensionan. Son idiotas útiles y no resulta fácil respetarlos, no resulta fácil escucharlos, no resulta fácil leerlos.
Esta “bosta de paloma” que tiene poco de cultura, poco de razón, poco de ética se siente con derecho a avalar las boludeces que se dicen en otros países, simplemente porque son anti kirchneristas.
Ponen adelante el carro y sólo encuentran palabras de elogio a una editorial mediocre, prejuiciosa y bastarda. Sacuden todos los lugares con esta noticia para que nadie se pierda lo que publica España sobre nosotros o para escuchar que el mundo de caga de risa de nosotros (sic).
Para empezar, España es para la comunidad europea lo que Sur América es para Norteamérica y sería bueno que el diario El País se ocupara de los problemas internos de España, en lugar de mirarnos a nosotros porque allí tienen mucho que analizar. Digamos que la historia de España tiene mucho jugo y más que metáforas para aplicar.
Por otro lado, los seudo intelectuales de pantalla, tienen mucho que callar, mucho que explicar y mucho que aprender de la entereza de este pueblo vilipendiado que sigue resistiendo a pesar de ellos.
Es bueno que hagan su revisionismo profesional porque han silenciado y silencian, porque nunca han estado a las alturas de los acontecimientos y porque han rifando por dinero, posición o chapa su credibilidad. Nadie los respeta. ¡¡¡¡Nadie!!!!!
Se han metido en una misma bolsa de mierda casi todos. Los que no están en esa bolsa resplandecen doblemente y el pueblo conoce sus nombres y respeta sus trayectorias.