El Fondo Monetario Internacional está exigiéndole, sale hoy en los diarios, a la Argentina y a otros países también, que terminen con las políticas que están desplegando.
Los países que se están desarrollando más rápidamente, después de la crisis, son los países que están incentivando la demanda, que están proteccionando el mercado interno y que se están olvidando del acceso de capitales golondrinas a sus economías. Y las economías centrales están teniendo muchos problemas en términos de la recuperación económica porque el centro de la crisis les estalló a ellos y les lesionó mucho su propio sistema financiero.
Lo que están tratando de hacer son dos cosas, tomar medidas para que nos reinsertemos en el mercado internacional con liberalidades que permitan ponernos más frágiles y expuestos a las crisis internacionales y segundo provocar que en nuestros países se deje de intervenir públicamente, y por ejemplo, se dejen de hacer políticas de intervención pública para tener un tipo de cambio alto y protección de la producción nacional y que se generen un proceso de apreciación cambiaria que nos convierte en compradores de los bienes que se van a producir en el centro y que les permitan reactivar sus economías.
Estas cuestiones están ubicadas en el centro del debate y creo que hay que articular el discurso de liberalizaciones y corrupción. Porque las liberalizaciones han permitido el proceso de liberalización y han permitido el incremento de la corrupción a niveles magníficos en términos internacionales y no la intervención pública.
Los números muestran esto.
Sin embargo, mediaticamente, con casos determinados, con la implicación de determinadas situaciones a nivel gubernamental, se trata de demostrar que la mejor salida para correr a la corrupción es que los Estados no intervengan.
Las cifras demuestran lo contrario.
Desde 2002 al 2008 la cifra de ilícitos a nivel internacional en términos de las operaciones de elusión fiscal por mentiras empresarias que se aprovecharon de las políticas de globalización financiera, más que se duplicaron. Más que se duplicaron en esta etapa de salida del neoliberalismo.
Este es un tema que evidentemente no va a poder ser resuelto fácilmente.
No se resuelven ni con produndización de políticas, ni se resuelve tampoco con un señalamiento.
Esto es un tema de un debate permanente y acá se articula el problema de la corrupción, el problema de la lucha contra la liberalización financiera y el problema de desconcentración mediática, porque la concentración mediática es la que impone este discurso y la concentración mediática está protegida por medidas que tienen que ver con la defensa de los derechos humanos y que están mal utilizadas cuando se las implementa formalmente.
De manera que el debate de la Corte hoy es un debate central y quiero terminar con relación al problema de la seguridad.
La "palabrita" de la seguridad.
Porque acá se dice que el problema es la seguridad. No se dice que el problema es el delito.
¿Por qué no se dice que el problema es el delito?
Por todas estas delincuencias grandes de guante blanco: Estamos llenos de delincuentes.
Bunge acaba de ser descubierta en el delito más importante, creo que cuando se termine de elaborar, dicen los diarios, va a superar los $1.200 millones de pesos esa evasión.
Sin embargo, en la percepción inmediata esto no es percibido por los individuos que andan en la calle, por el hombre común, como una cuestión de la seguridad.
¡No es una cuestión de seguridad sino que es una cuestión del delito!
De vuelta, el problema está planteado respecto de qué sienten los sectores medios en relación a los ladrones de gallinas.
Acá el problema es que la justicia se quiere implementar formalmente solamente sobre las superficialidades.
No quiere decir que este problema sea un problema secundario pero sí quiere decir que el problema que tenemos hoy en la Argentina es seguir resolviendo el despliegue en la política económica que, sobre la base del crecimiento de la demanda, signifique una mayor cantidad de empleo, crecimiento del producto y posibilidad de inclusión social con políticas sociales que tienen, en el tiempo, que resolver los problemas de integración social.
Se quiere implantar el problema de la seguridad y el problema de la inflación como los problemas centrales de la Argentina.
Este es un planteo muy serio de la derecha, y el problema es que quieren resolver la inflación sobre la base de los controles de la demanda.
Si nosotros pasamos a controlar la demanda terminamos con la política de expansión productiva y terminamos con la política que tiene que ver con un mayor nivel de empleo.
El tema de la inflación es un tema muy complejo y es un tema por el cual hay que dar debates.
Brasil tuvo en todos los años de crecimiento tasas de inflación de dos dígitos porque las políticas de crecimiento ascelerado tienen tasas de inflación altas.
A su vez, no es cierto que en la Argentina haya un problema de recalentamiento de la demanda que haya traido problemas de la inversión y que hoy el aparato productivo no esté en condiciones de responder a ésto.
Los niveles de capacidad ociosa en la Argentina están en los niveles promedio, salvo en algunos sectores que siempre estuvieron cerca de la raya. Lo que implica que los sectores, de alguna manera, fueron invirtiendo y las capacidades instaladas están en condiciones para responder el término de la oferta.
El problema que hay es que lo que hay en marcha en el macro crecimiento de la demanda y en el macro crecimiento del empleo y en el macro de las reformas jurídicas institucionales que se dan en el mercado de trabajo donde hay negociaciones colectivas, es que haya lucha por la redistribución del ingreso y entonces aparece el problema de la inflación por el lado de los costos.
Porque sí es cierto y esto yo puedo tener un debate, en relación a que la percepción directa de los empresarios en relación a su nivel de ganancia en cada una de las empresas es que hay un percepción del "peso salarial". Siempre es así, porque la base de la producción económica es el trabajo.
Y entonces, a partir de allí, empiezan a discutir cómo se distribuye la torta ahí adentro.
Este es el problema. El problema no es la demanda sino que el problema son los costos y la distribución hacia adentro.
Sin embargo, esto es muy interesante, porque a pesar de que los costos aumentan y que hay una batalla, en términos del problema inflacionario que algunos empresarios no perciben, el crecimiento de la economía en la Argentina se reanimó inmediatamente y esto para reanimarse implica que hay que tener niveles de inversión y los números demuestran que hay inversión en la Argentina.
Tenemos inversión más alta que en Brasil. Sin embargo, se dice que en la Argentina no se atrae a los capitales externos que quieren venir a hacer inversiones extranjeras directas.
No vamos, ni quiero analizar respecto de qué significa esto. Lo que no es cierto es que la Argentina...
Primero lo que es una falacia es asimilar la tasa de inversión general de la Economía con el ingreso de capitales externos.
Son dos cosas distintas.
Sin embargo la población y a todos nosotros se nos quiere confundir con esto. La Argentina tiene tasa de inversión. La oferta está en condiciones de responder y sí es cierto que hay un problema de costos y hay un problema de precios relativos.
La inflación, como es un proceso que tiene que ver en la Argentina de hoy, con el proceso de crecimiento del producto, hay cosas que no se pueden evitar de la misma, que tiene que ver con el reacomodamiento de los precios relativos entre los distintos sectores.
Sí, el proceso de costos se puede regular sobre la base de las políticas de ingresos y de precios y salarios que tendrían que sufrir, desde mi punto de vista, una mejora porque es un problema muy serio de la población el tema, frente al impacto de la población el tema de la inflación y requiere una mayor energía respecto de la organización de las políticas de precios y salarios y de acuerdos.
Lo que pasa, y esto está del otro lado, es que las cúpulas del poder concentrado en la economía han hecho una opción en contra del gobierno nacional y por eso han operado en muchas cuestiones como en el tema de la Ley de Medios o como en el tema de la participación en las ganancias.
Con esto voy a terminar. El tema de la participación en las ganancias de los trabajadores han operado en contra.
Miren ustedes el tema de la participación en las ganancias en México, el tema está instalado desde el año 1917 con el Constitucionalismo Social. A partir de 1946 se participa a los trabajadores del 10% de las ganancias. Se lo hace como está el Proyecto de Ley en la Argentina.
La mitad se lo hace uniformemente en todos los trabajadores de las empresas. La otra mitad se distribuye en relación a los salarios. En la época del neoliberalismo se metió una trampa, se puso que, en el caso de los trabajadores, para repartir, primero hacen el ajuste por inflación para repartir menos.
En Chile hay dos maneras de hacerlo. Una, sobre la base de la paricipación en las ganancias. También en Chile está la participación en las ganancias, ¿con qué jueguito?
Con el jueguito que los empresarios puedan optar, porque los empresarios pueden optar por pagar determinada cantidad de salarios para repartir ganancias.
¿Qué hacen los empresarios? Pagan determinado número de salarios. Esto significa que están ganando bien los empresarios en Chile y que no quieren distribuir ganancias. Pero el tema está establecido desde el punto de vista de la legalidad.
En Perú hay diferencias sectoriales. Algunos sectores plantean que se distribuye más, otros sectores que se distribuye menos, pero como por supuesto la legislación tiene también la impronta de la época del neoliberalismo, en Perú se puede deducir las pérdidas.
En Brasil hay un sistema en donde se permite optar entre distribuir ganancias o dar incentivos a la producción o pagar una cosa fija. Pero el tema, desde el punto de vista del constitucionalismo social, de la sanción legal, y moral y ética, en el mundo actual está reconocido.
Estos empresarios argentinos que hoy se oponen a la participación de los trabajadores en las ganancias son los mismos que no dijeron ni "A" cuando se establecieron los regímenes de coparticipación, de propiedad coparticipada, en la época de las privatizaciones e implicaba que los trabajadores podían tener acceso a determinado capital y tenían un bono sobre las ganancias de las empresas.
Pero aquello se hizo en un momento de privatizaciones, de desocupación, de deslegitimación de los dirigentes de los sindicatos y en un momento con la clase trabajadora muy en repliegue, por lo tanto, aquello funcionó, aunque con fallas. Primero falló porque no se cumplieron con los compromisos que se adquirieron jurídicamente porque las leyes se hicieron mal. Pero aparte de eso, eso tuvo que ver y se implementó para desestimular el conflicto gremial, para evitar la lucha contra las privatizaciones y para precarizar los ingresos de los trabajadores, en donde ésto era sustituto del salario.
¿Qué pasa hoy?
Hoy lo que pasa no es que hay una ley de participaciones en las ganancias.
Lo que pasa hoy es que todo el clima con el cual esta ley está siendo trabajada implica un sindicalismo diferente que está proclamando un derecho a participar en el control, como define la Constitución Nacional o como exige la Constitución Nacional en el control de gestión de la empresa.
En el control de la producción y en un momento también en que las empresas están ganando mucho y tienen bastante para perder por dos cuestiones:
Si distribuyen ganancia y si les controlan la producción.
Entonces cuando se plantea un problema filosófico no es que Méndez sea un tonto y un troglodita que se opone a todo este régimen que él no conoce y que se ha desarrollado en latinoamérica.
Méndez conoce perfectamente qué se ha desarrollado en latinoamérica y conoce perfectamente que tiene antecedentes en la Argentina y lo que también conoce, porque es un lector de la realidad política argentina, es que esto significa hoy una estrategia que plantea un constitucionalismo de tipo social donde los trabajadores van a empezar a tener otro rol, más activo de control de la producción y van a significar también un problema tributario para los empresarios.
Lo que hay hoy en la Argentina es efectivamente toda la cantidad de discusiones en donde los procesos del liberalismo están superados primero por un realineamiento argentino internacional en donde estamos jugando un rol en el G-20, opuesto al proyecto de globalización financiera y, tenemos la presidencia del G-77 que está recuperando su papel en el mundo global y aparte de todo eso en la Argentina también. Para construir esto se está desarrollando un proceso de lucha de clases creciente que tiende a reequilibrar un proceso de distribución del ingreso mucho más equitativo en nuestro país.
Por eso es muy importante el tema de las elecciones el año que viene.
El problema central es poder llevar a cabo todos los elementos discursivos éstos que están hoy en debate.
Para llevar a cabo estos elementos discursivos que están hoy en debate, es necesario resolver las cuestiones de construcción política interna que hoy están retrasados respecto de otras situaciones que hay en latinoamérica con respecto a las dinámicas de política argentina pero que hoy están también en plena génesis y desarrollo.
Es necesario poder ganar las elecciones del año que viene para profundizar este debate y para garantizar en latinoamérica que este proceso continúe y que por supuesto que no van a terminar los conflictos en la medida que se toquen todos estos intereses muy concentrados en la época del neoliberalismo. El conflicto no es que se va a resolver, se va a profundizar y va a ser bravo.
