¡Es una Susanita!
Hasta cuando vamos a seguir justificando a la gente que antes de pensar habla.
-El que mata tiene que morir-
-Hay que olvidarse del pasado y perdonar-
-Me tienen harta con el estado de discusión permanente-
Etc. Etc. Etc.
Hasta cuando vamos a permitir que estos personajes mediáticos cuya única condición ha sido siempre tener concursos que atraigan a los pobres, quienes con el sueño de ganar algo, la “siguen”, mientras por abajo se hacen pingües negocios y se degrada a ese mismo pueblo.
Resuenan todavía los ecos de aquel "querer hacer un Sheraton para los pibes", frente a un padre Grassi, lamentablemente famoso por otras obras no tan santas, pero que pretendió poner en valor la estafa telefónica que esta “Susanita”, de mano de su amante y Galimberti, sí ¡Galimberti! (se ve que cuando se trata de negocios, poco le importa con quien los hace) venían haciendo sin que nadie controlara semejante emprendimiento.
Este personaje banal y fatuo es dueño de una mediocridad poco veces vista.
Con esa actitud superflua de “yo no fui”, se mostró todos estos años persiguiendo una juventud que no logró alcanzar, dando consejos de moral que nunca practicó y guardando sistemático silencio frente a la tragedia argentina, que seguramente consideró apropiada.
Desde su famoso “dinosaurio vivo”, emblemática frase que la catapultó al primer puesto de los que hablan primero y piensan después, hasta sus entrevistas con Macri, al que poco le pregunta sobre sus negociados. Claro, seguramente pensará que es lógico ganar dinero espúreo a costa del Estado, o comprarse un Mercedes para discapacitados o terminar con creerse la fantasía de no querer tener un programa diario para no estar obligada a hacer preguntas punzantes a los políticos.
Uno llega a la conclusión que a esta mujer le pegó el viejazo, Monzón o el fachazo.
Primero porque nunca en su vida entrevistó a alguien. No está en ella esa capacidad.
Blonda sin mate, idiota útil y personaje sin patria, la invitamos desde este espacio a que se vaya a vivir a su casa de Estados Unidos o a su finca de Uruguay donde se gasta la plata que gana en este país, país generoso, país de poco exigir, para haber dado lugar a que esta mina sin condición alguna se haya llenado de plata haciendo nada.
Empecemos a diferenciar. No sigamos dando aire a estos personajes incapaces. Demos espacio a gente valiosa que la hay y mucha.
