Las concentraciones de ayer pusieron de relieve la cohexistencia de dos Argentinas exactamente como las describía Eduardo Mallea.
Por defecto, uno se coloca en la vereda de enfrente de lo que no quiere.
No es una decisión positiva.
Abarca ampliamente la sensación que "los negros" en el Congreso y la "tilinguería" en el monumento a los españoles expresan cotundentemente políticas encontradas que nos obliga a definirnos por una de las dos y no por lo bueno sino lo malo que tienen.