La Argentina es por analogía un triángulo rectángulo invertido.
Nació con los pies para arriba y este aciago destino llega a nuestros días como la maza a la piedra.
Si pensamos en aplicar algún teorema, por ejemplo el de Pitágoras, pronto nuestra idea se desvanece porque sabemos muy bien que la lógica no es patrimonio de los argentinos.
Pero no todo es designio.
Analizemos nuestra sociedad:
Acá hay dos Argentinas, una hipotenusa que se corta y achica la sociedad con derecho al porvenir de la otra, del "negraje vago" con el que Perón nos hizo cargar hasta hoy...
No es tan delimitable como lo grafiqué encontrarnos con esta doble realidad. Hoy están entremezcladas en el resentimiento y el odio de una por la otra...
¿Nos damos cuenta de lo que somos?
¿Interpretamos que nuestro peor enemigo somos nosostros mismos?
¡De nada nos sirve ser rehenes de unos contra otros!
Si no nos damos cuenta de esta realidad no es posible cambiarla, entender el bien común por encima de los intereses particulares, actuar con madurez y acatamiento a las leyes, en síntesis: ser CIUDADANOS.
Reconociéndonos en nuestros errores es como seremos Nación. Por ahora contamos con la oportunidad de serlo o lo contrario, cerramos para siempre nuestro horizonte para decidir no ver más allá de las narices.