Hacer un
análisis de los resultados de la votación de la provincia de Santa Fe el último
domingo, no es tarea simple.
A primera
vista, podemos pensar que el kirchnerismo perdió adhesiones que tenía en primera
vuelta, cierto.
Por otro
lado, Binner vió retaceado el respaldo a su gestión, también cierto.
El gran
ganador fue el Pro y este fenómeno merece una profundización, no por la sorpresa, como afirman muchos personajes, sino por la indiferencia y el desinterés que se demuestra por la política y el país.
Aquellos
electores que le pusieron el voto a Del Sel, como decía Fito de Capital, tienen aún menos misterio que los capitalinos…
Elegir gobernador
a este personaje improvisado, cuya audacia para aceptar un cargo no tiene límite, pues no está preparado para otra cosa que para que gobiernen por él, da una
muestra, más que interesante, de los resultados que tienen el odio y la falta de
valor por la política.
Yo me
pregunto:
¿Qué
esperaban de Del Sel si llegaba a ser el ganador?
¿Gestión?
Es muy fácil
permitirse el lujo de elevar a puestos estratégicos a paracaidistas de la no política, mientras hay un gobierno central
que gestiona. Si este candidato resultaba electo, Santa Fe se iba a convertir en un gobierno que, como en la Capital, no se hace cargo
de nada y a nadie le importa. Y no les
importa porque hay un país que funciona.
Un país que hace funcionar el kirchnerismo.
Todavía me
estoy preguntando si a Macri lo premiaron por no permitir Tecnópolis; o por
tener los hospitales abandonados; o por la creación de la U.C.E.P.; o por dejar que las escuelas se caigan a
pedazos. Uno no puede estar en la cabeza
de la ciudadanía. Ya ni siquiera se trata de izquierdas o de derechas. Se trata de trabajar, de ir todos los días a
trabajar, de gestionar.
El odio,
ese famoso ser “gorila” hoy transmuta hacia el kirchnerismo.
Otrora, también era difícil entender cómo muchos radicales eran antiperonistas, pero la
realidad mostraba que lo eran. Hoy nos
preguntamos cómo pueden ser gorilas los peronistas, y sí, están ahí, hay que aceptarlo.
La Argentina poco seria es esta. La que da poder a los improvisados. La que cree que una país se ordena con
la ayuda del papá o cree que las administraciones son emprendimientos faranduleros. No es contra Del Sel, ni siquiera es contra
Macri. Es contra esta realidad de
idiotas útiles que deben creen que si el barco se hunde ellos quedan a flote.
Las
publicidades de los candidatos son otro ejemplo, dan pavor.
Me pregunto, si estos ciudadanos saben que estamos primeros en biotecnología entre los países
en vías de desarrollo. Me imagino que
no. Que estas informaciones que vienen
del Norte no están en todas las cabezas de esta ciudadanía que juega a la
información en medio de la peor desinformación conocida en este país.
Este
reflejo, que asoma de los noventa, nos remite a la antipolítica. Es como volver a
votar a Menem, o peor todavía , porque le ponen un voto a un tipo que no tiene idea de la política, para dejarlo
solo con un congreso en contra.
Si hubiera
ganado Del Sel:
¿Cómo hubiera hecho para gobernar sin esa experiencia?
¿Me vuelvo
a preguntar, el odio es tan grande que no les permite pensar?
¿O la ciudadanía cree que estamos en el siglo XIX y que la gran rentabilidad que tiene en este momento, el sector del campo, es producto de gestiones como la de Macri en capital o, en potencial, como hubiera sido la de Del
Sel en Santa Fe?
Estos ciudadanos tienen idea de algo o piensan que la tierra no necesita nada y las vacas engordan solas. Atrasan dos siglos.
Me parece,
que más allá de desaciertos u omisiones, este gobierno es lo mejor que hemos tenido desde el regreso de la democracia y mantener la necedad de no aceptarlo por mezquinos intereses o, lo que es peor, por los intereses de las élites que juegan otro partido, es un error gravísimo
que nos puede costar mucho.
Nadie vive
tranquilo entre la injusticia y la inequidad. Todavía los argentinos pobres no hemos hecho tronar el escarmiento, pero
si siguen empujando contra la pared, más temprano que tarde, este país se va a convertir en un lugar invivible.