He tratado de analizar este sistema de doble moral intalado en la sociedad cultural para entender cierta "dualidad" en el comportamiento de muchos íconos que están dejando de serlo por el mero hecho que un fin de época parece estar arribando.
Parece muy loco escuchar las explicaciones mediáticas de gente mediática que conoce la cocina de la información, las recetas magistrales que envenenan el ánimo de mucha clase media desprevenida, para terminar teniendo actitudes que nos debieran llamar a la reflexión profunda.
Tipos como Tenembaum con su cinismo haciendo una especie de autodefensa en la que en el fondo tiene razón. Al periodista el medio concentrado donde trabaja no le baja línea, seguramente le tirará "lineamientos generales" como cualquier empresa.
Lo que Tenembaum dice, cómo lo dice y desde dónde lo dice sale evidentemente de su riñón intelectual. No hace falta más que observar cómo presenta las editoriales Zloto. Esperemos entonces con paciencia que se haga cargo.
Es como Don Joaquín, "hombre de cepa tan democrática" que no permite que le hagan comentarios a sus columnas. Desde su "pluralismo de élite" se considera una estrella que no está dispuesta a leer lo que el ciudadano del diario "La Nación" ( que en sí mismo es un alto filtro) piensa de lo que él piensa. Lo curioso es que Morales Solá recomiende al kirchnerismo prestar atención a su visión política tildándolos de necios, crispados e intolerantes cuando lo ignoran.
Un interrogante queda en el aire:
¿Si este sujeto fuera presidente, qué condicionamientos exigiría a la prensa?
Será interesante pensarlo porque este personaje que se considera "republicanamente intocable" es tan oscurantista y antidemocrático como lo demuestra su desenvolvimiento profesional de las últimas décadas.