Las declaraciones de Biolcatti, dirigente de la CRA, demuestran, una vez más, su pensamiento autoritario y sus "malas costumbres", tan "tradicionales" como el campo mismo, donde la solución a los problemas de la Argentina pasan por la intervención de las "otrora" siempre dispuestas jinetas.
Seguramente sus nudillos manchados de verde. Verde al principio y rojo después, tienen una base social importante y evidente: Aquellos sectores de la sociedad del poder que izan las banderas de la intolerancia y el republicanismo en nombre de una democracia procedimental, que, vacía de contenido, solo mantiene el statu quo de sus privilegios.
Cuando D'Elía define el comportamiento oligárquico, parece a la luz de los mass media, un anacronismo impropio de este momento histórico. Los hombres que no pertenecen a la "ilustración" guardan en su genética una suerte de intuición que les permite tener una claridad meridiana que muchos intelectuales, habiéndose formado en la universidad liberal no tienen y repiten las consignas aprendidas de memoria sin preguntarse los por qué. Estos intelectuales están en los apartados de cultura de los diarios más importantes. Aclaro que hay otros intelectuales que han tenido la inquietud de profundizar la historia de nuestros pueblos, pero, no hace falta aclarar, que no están en los medios, porque no sirven al sistema de los enemigos del país.
Esta casta de privilegiados que han destruido a la Argentina desde que tengo memoria, estos "vagos" de la Pampa húmeda, no dejan de clamar por la vuelta de los gobiernos militares y el restablecimiento del "orden" y la "seguridad", recordando con nostalgia tanguera aquellas épocas en que se vivía tan bien.
Seguridad para la casta oligárquica y orden para los "cabecitas negras", representación del aluvión zoológico, cuya única función en la sociedad fue la de servir, en el soñado marco de esclavitud, a la usanza de los estados del sur estadounidense del siglo XIX que tanta admiración despierta en estas latitudes.
No tengo dudas de su representación real. Porque estos personajes no tienen expresiones poco felices por azar. Prueban sus fuerza, miden las repercusiones, preparan la vuelta, si es necesario de "volver a matar".
Por eso se debe radicalizar el modelo, no podamos quedarnos en la mitad de un proceso de cambio. Remontar un país donde la equidad reemplace a un igualitarismo impracticable y que este estado de justicia tenga un lugar real y no meramente formal.
Cuando esta parte de la sociedad se expresa, entendemos con claridad lo que ocurrió el 24 de marzo de 1976.
Y está muy bien que se juzgue y se machaque sobre la historia dejando un poco de lado la memoria, que por la emoción que la constituye, puede perder objetividad. Debemos trabajar para que la historia sea la verdadera protagonista de la política como debe ser y profundizar la transmisión de los hechos históricos ya que tenemos el privilegio de haber sido "testigos" para que la juventud se comprometa con la verdad y la justicia.
El fenómeno tecnológico de los mass medias solo puede equilibrarse con el conocimiento de esta existencia real y un aprender a pensar por nosotros mismos alejados de los poderes explícitos e implícitos de turno. Hay que machacar sobre la función de los medios y tener muy claro qué representa a este sector y proyectar su denodado esfuerzo hacia el poder que hay detrás de ellos.
Estos medios que representan al verdadero poder económico de la Argentina han decidido desarrollar este potencial partido opositor y tiene como única función entorpecer toda medida que toque sus privilegios.
No nos olvidemos del apoyo fenomenal que tenía Menem. Todos los medios a su favor. ¡¡¡Claro, si nadie defendió tanto sus intereses!!!!
Hoy se quejan de la inseguridad pero no hablan de los orígenes de esa marginalidad. ¡¡¡Obvio!!! Como van a decir que a partir del '76 se empezó a forjar lo que hoy llaman inseguridad. Mucho menos hacerse cargo de la expulsión de toda esta gente hacia los confines de la deshumanización, cuya vida está en riesgo hace muchas décadas. La Argentina blanca y la Argentina negra, en pugna, en guerra...
Si pensamos que en 1975 había plena ocupación no podemos entender cómo los Videla, los Martínez de Hoz, los Masera, los Agosti y toda la comparsa que se identificaba con ellos, no se hace hoy cargo de las consecuencias. No hay que pensar mucho, no hay que buscar lejos, simplemente ser responsables. Dejar de jugar el juego de los otros y empezar a pensar en una "seguridad" que parta de la justicia. Porque los que sufren de "inseguridad" no son los que la produjeron sino los que acompañaron sin medir consecuencias. Que quede claro. La oligarquía no sufre la inseguridad, están, estuvieron y estarán siempre muy protegidos. Ellos no necesitan caminar la calle.
Los que sí lo están son los IDIOTAS ÚTILES de una clase media vacía de contenido patriótico que repite como "LOROS" el permanente discurso mediático y que, sin su valioso aporte, el golpe del '76 no hubiera sido posible.